“La desaparición de un ser querido es un dolor constante”
En una semana se cumplirán 2 años desde la última vez que vieron a Patricio Rubén Díaz, y su familia dice que la búsqueda “quedó frenada”.
El hombre, que padece esquizofrenia, vivía con su madre en el barrio 132 Viviendas; y en la madrugada del 16 de septiembre de 2015 se fue, aparentemente por su voluntad, solo con la ropa que tenía puesta, sin dejar rastros, dejando dinero, medicaciones y hasta su celular. Desde ese momento nunca más lo vieron.
Cuando desapareció tenía 33 años y estaba a pocas materias de recibirse de ingeniero en la Universidad de La Plata. Dejó un vacío en el corazón de sus familiares que nunca bajaron los brazos. Pero el tiempo, elemento vital en este tipo de casos, fue pasando y el accionar de la Justicia no fue el esperado por su madre y su hermana.
La denuncia para la búsqueda de paradero fue asentada en la Comisaría 7° y durante los primeros días se realizaron investigaciones y rastrillajes con perros adiestrados y recibió la cobertura de los medios.
Pero los allegados de Díaz preocupados por la “inacción de la Justicia” acudieron al abogado Carlos Salomón, que decidió transferir la causa al fuero penal, porque sentían que “el juzgado de Familia N° 2 no se comprometía”; sin embargo, al no registrarse ningún delito el Contravencional se hizo cargo.
Nunca se pudo recabar ningún indicio que pudiera dar luz sobre el paradero del estudiante. La familia solicitó que se investigue el teléfono celular y la computadora que utilizaba el hombre, sin embargo, la Justicia no autorizó ese pedido.
“Yo temo por su vida, porque no encuentro explicación. Él siempre andaba con nuestra madre, aparte estaba tomando sus medicaciones”, admitió la hermana, Eva Teresita Díaz, a elchorrillero.com
Además agregó que “el manejo de la Justicia fue muy malo”, y reconoció la labor de la Policía en los rastrillajes.
“La situación es muy dura sobre todo cuando sentís que estás desprotegido”, se lamentó al recordar la labor del juzgado de Familia N°2, que catalogó como “totalmente incompetente”.
En el 2013 había tenido un episodio similar cuando había dejado de tomar sus medicamentos, pero lo encontraron a las 48 horas, deshidratado, a la vera de un camino.
“Para mi mamá es mucho más doloroso, ella vive con la sensación de que él va a volver. La desaparición de un ser querido es terrible, nunca pudimos hacer un duelo sano, todo el tiempo pensábamos en que le pudo haber pasado”, relató.
El 11 de diciembre, ya no es un día como cualquier otro para los Díaz, y el año pasado su madre que espera incansablemente el retorno de su hijo, le preparó una torta de cumpleaños y junto a su otra hija encendieron las 34 velas que también contenían el fuego de la esperanza.